Comparto esta columna que apareció la semana pasada en el nuevo diario gratuito Publimetro, me pareció importante que todos sigamos estos consejos.
¿Cuántos correos te llegan al día? Si estás leyendo este diario es probable que tu buzón reciba entre 50 a 100 mails diarios. Somos los que el marketero detrás de la exitosa estrategia de Publimetro o llama “metropolitans”, o sea, gente que vive en la ciudad, se levanta temprano y trabaja mucho luego de marcar tarjeta.
Nuestro día transcurre frente a una pantalla y la comunicación, al menos la mayor parte de ella, se da entre el reply y el forward. Correos, correos, un par de reuniones, correos y más correos. El nefasto ruido de una llamada, si el día está cargado, puede provocar la peor de las reacciones y nuestra irritabilidad podría escapar contenida en dos palabras: “¿Quién jode?”.
Ok, tenemos poco tiempo para hacer muchas cosas. Pero paremos un segundo antes de que sea demasiado tarde. ¿Cuánto nos toma escribir un “Hola” o despedir nos con “Un abrazo”? Acepto la palabra “Saludos” pero no su displicente abreviación, perdonen la reproducción, “Slds”. Vamos, tú puedes, “Saludos” tiene solo tres letras más. FYI –siglas de For your information– o PTI –su ridícula versión en castellano, para tu información– deberían estar prohibidas.
Cuando era niña, mi padre siempre solía contarnos historias de sus divertidas aventuras neuróticas a lo Larry David. Cuando el peluquero le preguntaba como que ría que le corte el pelo, él respondía “en silencio, por favor”, pero siempre que entraba a algún local de servicio al ciudadano común se dirigía a todos los presentes con un “buenos días”. Alguna vez estuve con él cuando al no obtener respuesta levantó la voz e insistió ante la sorpresa de los tímidos ahorristas: “¡He dicho buenos días!”. Recuerdo a un par que respondió balbuceando.
Los tiempos han cambiado. Entrar a un banco y saludar a los presentes puede convertirte en un loquito invasivo cuando pretendías ser todo un lord inglés. Nadie nos pide que seamos un idiota que sonríe en la calle. Tampoco somos australianos. Pero cuidemos los detalles cuando escribamos un correo y saludemos al entrar a un ascensor, al vigilante, a la recepcionista. Son mínimos gestos de cortesía en un mundo cada vez más autómata.
Columna de opinión en Publimetro
Publicado martes, 13 de setiembre del 2011
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